¿Has pensado alguna vez en cómo le explicarías a alguien a qué sabe el chocolate?

¿Qué le dirías? Es amargo, pero también es dulce, puedes tomarlo con leche, con avellanas, almendras, o solo. Es negro, pegajoso y ensucia todo lo que toca. Puede ser líquido o sólido, caliente o frío, en forma de tableta, de batido, de helado o de bombón. Puedes hacer tartas con él o usarlo sólo para cubrirlas…

Realmente ¿crees que con toda esa explicación, aún siendo veraz, alguien puede saber “a qué sabe el chocolate”?

Y… ¿a qué sabe el Design Thinking?

Lo mismo ocurre con el Design Thinking… te pueden hablar de empatizar con el usuario, de trabajar en un equipo multidisciplinar, de re-enmarcar el problema, de buscar soluciones, de probarlas con usuarios reales. Te pueden decir en qué momentos debes tener una mentalidad en modo divergente o convergente. Te pueden explicar casos reales, pero, la única manera de que realmente descubras lo potente que es, es experimentándolo.

El design thinking no es sólo un proceso para llevar a cabo un proyecto concreto y obtener soluciones innovadoras. Es mucho más que eso, es una manera de trabajar. A partir de unas premisas sorprendentemente sencillas, incorporar el Design Thinking a tu manera de trabajar, es cambiar tus hábitos, tu estructura mental y tu actitud a la hora de identificar, definir y resolver problemas de mayor o menor complejidad. Es un comportamiento que puede aprenderse… practicando.

Y… ¿cuáles son esas premisas tan sorprendentemente sencillas?

  1. Ser curioso: No dejar de sorprenderse. Preguntar “¿por qué?” hasta el infinito…
  2. Ser empáticamente observador: Buscar la información en la calle, aunque sea más cómodo hacerlo frente a la pantalla del ordenador… pero francamente, es mucho más divertido hablar con la gente!
  3. Cuestionarse el status quo: Identificar y cuestionarse presunciones. Retarlas, ponerlas a prueba, romperlas y construir unas nuevas.
  4. Soñar. Imagina un mundo mejor (no se trata de “Salvar a la Humanidad”, pero sí de hacer la vida mejor en algún aspecto para algún grupo de personas), ¿cómo será? ¿qué hay que hacer para alcanzarlo?
  5. Aprender del error. Probar y probar y probar. La riqueza de probar está en el conocimiento que obtienes al equivocarte.

 

“Dime algo y lo olvidaré, enséñame algo y lo recordaré, pero hazme partícipe de algo y lo aprenderé”

Confucio

Y una vez más, por mucho que leas este u otros posts, la manera de aprenderlo es practicando.

Ya me dirás “a qué sabe” el Design Thinking… Ánimo!