Durante los años que dirigí Aplica, una agencia de publicidad en Barcelona, llevamos a cabo múltiples reuniones creativas, tanto para desarrollo de producto/servicio para clientes como para campañas de publicidad propias y ajenas.

Si había un momento del año en el que realmente disfrutamos como equipo era el momento de pensar en la campaña de Navidad. Se trataba de una ocasión única en la que nos permitíamos dar rienda suelta a nuestra imaginación, mostrar nuestro potencial creativo y, por qué no decirlo… echarnos unas risas.

A finales del 2012, cuando todo a nuestro alrededor hablaba de una crisis mundial de magnitud inestimable, y que no se sabía cuándo iba a acabar (o si algún día acabaría), fue cuando más materia gris pusimos en funcionamiento y el resultado… ¡no estuvo falto de color!

 

Explorando conceptos. Fase divergente

 

Iniciamos explorando los conceptos grande y pequeño…¿Por qué atribuimos valores positivos a lo grande y valores negativos a lo pequeño?… ¿podemos darle la vuelta a esta presunción? Por otro lado, todo lo que nos rodeaba era gris, y queríamos llenarlo de color, dar color a las pequeñas cosas, para transformar un grande gris en muchos pequeños de colores. Pero… ¿qué es “muchos pequeños de colores”? Nos inclinábamos hacia valores emotivos, cosas del día a día, que todos conocemos, que nos han pasado, con las que nos identificarnos y que hicieran que los receptores de nuestro “pequeño-gran” obsequio se dijeran a sí mismos… ¡pues claro que sí!

 

Definiendo conceptos. Fase convergente

 

Como agencia, el concepto color nos lleva, irremediablemente, a pensar en CMYK (modelo de color para impresión) o en RGB (modelo de color para pantalla). Así que nos inventamos el concepto año RGB, que venía a significar… ¡que el 2013 sea un año lleno de color! Entre lo grande, lo gris, lo pequeño, el color y los valores emocionales, he de reconocer que llegó un momento en que estábamos hechos un lío… demasiadas cosas que transmitir, esto se nos va de madre, y ahora ¿cómo lo cocinamos? Las reuniones creativas tienen estos puntos de crisis: Muchas ideas, todas buenas, hay que descartar algunas, cómo convertimos en algo tangible este aluvión de iniciativas, muchas horas pensando, aún no sabemos qué vamos a hacer, se nos echa el tiempo encima… ¿te estresa leer esto? Así nos sentíamos… Unos cuantos cafés más tarde, establecimos la estrategia… ¡Eureka! ¡Ya lo tenemos!

 

El resultado

Primero, había que introducir el concepto año RGB. Para ello editamos un vídeo que enviamos por e-mail a todos nuestros clientes, proveedores y demás contactos profesionales. Era, por así decirlo, una felicitación de año nuevo “poco convencional”.

 

Después venía el regalo, tenía que ser algo grande hecho a partir de cosas pequeñas. Para ello, hicimos producir varios tampones –pequeños–, cada uno con una frase distinta y los estampamos en sus respectivos colores, hasta reproducir, en una gran cartulina gris la palabra “color”.

El claim de la campaña era: “Cuando lo grande se ve en escala de grises, es importante colorearlo con lo pequeño”. Acompañando el póster, rellenamos tres botes que simulaban botes de pintura, con golosinas que, por su color y forma, reforzaran cada una de las frases: corazones rojos para “derrocha pasión”, ositos verdes para “recicla amigos”, y nubes azules para “sacude tus ideas”. Para acabar de completarlo, editamos un vídeo del making of del regalo, e invitamos a nuestros clientes y colaboradores a visitarlo en nuestro blog.

El resultado fue una campaña compleja, llevada a cabo con pocos recursos (aunque sí muchas horas de trabajo) en la que las piezas se complementaban y… ¡logramos el impacto que buscábamos!