No te ha pasado nunca? Seguro que sí. Es esa sensación mágica, casi me atrevería a decir que espiritual, que te embarga cuando tienes LA IDEA. Esa solución (o parte de ella) que llega a tu cabeza cuando no estás pensando en ello (a pesar de haber pasado horas pensando en ello).

A mi me suele ocurrir en la ducha. Los anglosajones lo llaman los momentos de las 3″B”s (Bed, Bath & Bus), aunque con el uso de móviles, yo diría que el “Bus” se ha convertido en el momento de repasar mensajes o borrar fotos… podemos cambiarlo por el momento de estar mirando el microondas mientras se calienta la leche para el desayuno? Cambiamos Bus por Breakfast? Venga, compro la idea!

Son momentos en los que estamos realizando tareas rutinarias, que no necesitan de nuestra atención y gracias a ello nuestras neuronas se relajan. Por alguna misteriosa razón del cerebro (me gustaría consultar con un neurólogo) nos iluminamos y vemos claramente una idea… eureka! cómo no se me había ocurrido antes! es simple! es genial! Y de golpe, te sientes lleno de energía, la idea toma forma, color, y eso te llena, te estimula, te motiva…

Y esta sensación no sólo afecta a la idea recién encontrada… la energía te llena también en otras áreas, estás… en la cresta de la ola!!!!

 

Venga! A la ducha! 😉